Por Fabiola Lazcurain Gómez, asociada del área laboral de la firma Chevez Ruiz Zamarripa.
«Pro bono» es una expresión derivada del latín «pro bono public«, que significa «para el bien público». En el contexto profesional, especialmente en el ámbito legal, «trabajo pro bono» se refiere a los servicios proporcionados gratuitamente o a un costo reducido, principalmente para ayudar a aquellos que no pueden permitirse pagar el costo completo de dichos servicios. Tratándose de trabajo o servicios pro bono, para mucha gente representan trabajo gratis; no obstante, el concepto es más profundo e implica mucho más que eso.
En muchas profesiones, pero especialmente entre abogados, el trabajo pro bono constituye una responsabilidad ética y profesional que se debería inculcar desde la formación educativa al cursar la carrera universitaria. A través de este tipo de trabajo, los profesionales brindan su experiencia y habilidades para ayudar a individuos o grupos que, de otra manera, no tendrían acceso a servicios legales o a otros servicios profesionales debido a limitaciones económicas.
El trabajo pro bono representa un compromiso social para con los grupos vulnerables con escasos recursos que requieren de asesoría legal de calidad, con el objetivo de garantizar un Estado de Derecho y un acceso a la justicia equitativo para todos.
El pro bono no solo es útil respecto del servicio altruista recibido, sino que permite que los beneficiarios logren un desarrollo temprano y sean autosuficientes en un marco jurídico, económico y social; lo que a la vez puede repercutir en un bien para la sociedad.
Con lo anterior, la intención es resaltar que, al realizar proyectos pro bono, apoyamos a que alguien se desarrolle de forma correcta, y en algún futuro, pueda ser de utilidad para la sociedad.
La esencia del trabajo pro bono es realizar un trabajo que le haga un bien a la sociedad, por lo que no debemos confundirlo con los favores que se pueden hacer a conocidos y/o personas cercanas; no es suficiente el hecho de no establecer una retribución económica, sino que se debe tener como objetivo el contribuir a la sociedad de alguna forma positiva.
En ese sentido, es común que muchos abogados ignoren el propósito real del trabajo pro bono, y simplemente lleven a cabo esta práctica con el fin de obtener un reconocimiento social, y en algunos casos, para obtener un beneficio fiscal.
Al respecto, como jóvenes encaminados al ejercicio de la abogacía, debemos recordar el porqué optamos por dedicarnos al Derecho; revivir ese anhelo por la justicia que todos en algún momento sentimos durante nuestra formación, y no olvidar el cambio que deseábamos marcar al finalmente convertirnos en abogados.
Es por ello que el trabajo pro bono representa todo aquello que nos motivó a estudiar y ejercer el Derecho en primer lugar, y que en alguna parte del camino, para algunos, se transformó en una aspiración económica.
Un ejemplo apropiado para ilustrar todo lo anterior, puede ser el de un proyecto que se trató de regularizar una asociación que tenía como objetivo evitar la callejerización de niños y adolescentes, al brindarles un espacio seguro y con actividades para aprovechar su tiempo libre y su potencial.
Más allá de la regularización en el ámbito legal de dicha asociación, la realidad es que brindamos a jóvenes y niños la oportunidad de desarrollarse en un ambiente sano y aumentar la probabilidad de que un día contribuyan al crecimiento de la sociedad.
Participar en ese tipo de proyectos, nos brinda una satisfacción que no se puede compensar económicamente, toda vez que nos volvemos conscientes de que acciones que pueden parecer pequeñas o insignificantes para nosotros, marcan una gran diferencia para otros, e incluso pueden llegar a determinar su supervivencia.
Si bien hacerle un bien a la sociedad implica esfuerzo y sacrificio, ya que se invierten horas en un trabajo no facturable, lo cierto es que este tipo de proyectos nos hace más humanos y nos recuerda las cosas importantes en la vida.
En resumen, el trabajo pro bono tiene la capacidad de marcar una diferencia significativa en la vida de las personas, fortalecer comunidades, y reafirmar el compromiso ético de profesionales y organizaciones hacia el bienestar social.
El trabajo pro bono es un bono para el alma.
Fabiola Lazcurain Gómez.